Ricardo, si es que lo difícil es precisamente eso: olvidarte de la técnica. Pero para eso has de tener una técnica tan depurada (y llevarte tocando muuuuchas horas to los días), para que no pienses en los dedos, sino en la música. Te pondré otro ejemplo, basado en mi primera intervención: yo nunca he dominado el trémolo en la segunda y tercera cuerda. En la primera (modestia aparte), creo que me sale casi perfecto... pero en las demás cuerdas...
De echo, siempre he eludido sacar falsetas o temas que tengan trémolos de esos. Pero en la granaína que estoy haciendo ahora, no he tenido más remedio que meterlos (en los dos trémolos además); y cuando la interpreto, sólo pienso en la música, y es la música la que me "transporta" a donde ésta quiera. Ahora bien, al llegar a los trémolos en la 2ª cuerda, automáticamente se me corta el rollo, y pienso solamente en la ejecución. Espero que todo esto pase cuando, poco a poco, domine esta técnica por completo. Por ello es tan importante dominar todas la técnicas, para cuando se ejecuten, que no te impidan hacer música de verdad.
En cierta ocasión escuché o leí la siguiente afirmación, que creo que es totalmente verdadera: el intérprete más técnico es aquel a quien no se le nota la técnica. Es decir, al que, cuando lo escuchas, te trasmite música y sólo música, no técnica. Aunque si te alejas un poco, verás que detrás de esa música, lo que hay es una técnica impresionante.
(NOTA: El mejor ejemplo que tenemos de esto último es Paco de Lucía. Cuando lo escuchas, escuchas al músico, no al técnico; y, sin embargo, es el más técnico de todos. Si no, sería imposible tocar de esa manera).
Bienaventurados los que lo tienen claro, porque de ellos será el reino de los ciegos (J.M. Serrat)