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Tomatito
El arte de hacer flamenco
Maestro de la guitarra gitana, compañero del legendario Camarón de la Isla, llega para demostrar por qué es el heredero de Paco de Lucía
Por Gabriel Plaza | LA NACION
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Foto: GZA. MAURO MARTELLA
Montevideo.- Es de noche y los edificios antiguos de la ciudad parecen dibujados en carbonilla. En cambio, en la esquina de la calle Convención, todo parece pintado de colores. El guitarrista flamenco Tomatito y toda su "familia" toman por asalto una parrilla y arman una fiesta golpeando con los nudillos las mesas al compás de una bulería. Son apenas unos minutos, pero en ese gesto simbólico el hombre nacido en Almerías en 1958 trae un poco de su tierra a este espigón melancólico rioplatense. Es la manera que Tomatito tiene de transformar en arte las cosas cotidianas de su lugar. "El vivir el flamenco es importante para nosotros. Por eso, las fiestas nuestras son bien flamencas, las comidas son flamencas y todo es más cercano a lo que hacemos y tocamos", dice el heredero en la guitarra de Paco de Lucía y compañero del legendario Camarón de la Isla.
Cuando Tomatito toca la guitarra, como en este momento, que tiene a todo el auditorio del Sodre totalmente ensimismado, contemplando esa catedral de arte flamenco que construye con su instrumento, se puede escuchar una historia y una manera de vivir: la fiesta en las rumbas, el dolor en las bulerías y el existencialismo en la soleá. Es un intenso recorrido por el universo emocional del flamenco con guitarras, cante y baile, que revivirá esta noche en la apertura del festival Mestiza Música, en el teatro Coliseo, y que reunirá hasta el sábado a varias figuras internacionales. "No se sabe bien qué pasa cuando estás tocando -confiesa Tomatito-. Sientes que te metés dentro de la guitarra y es una prolongación de tu cuerpo. Es como si estuvieras hablando, jugando y llorando con ella."
Montevideo.- Es de noche y los edificios antiguos de la ciudad parecen dibujados en carbonilla. En cambio, en la esquina de la calle Convención, todo parece pintado de colores. El guitarrista flamenco Tomatito y toda su "familia" toman por asalto una parrilla y arman una fiesta golpeando con los nudillos las mesas al compás de una bulería. Son apenas unos minutos, pero en ese gesto simbólico el hombre nacido en Almerías en 1958 trae un poco de su tierra a este espigón melancólico rioplatense. Es la manera que Tomatito tiene de transformar en arte las cosas cotidianas de su lugar. "El vivir el flamenco es importante para nosotros. Por eso, las fiestas nuestras son bien flamencas, las comidas son flamencas y todo es más cercano a lo que hacemos y tocamos", dice el heredero en la guitarra de Paco de Lucía y compañero del legendario Camarón de la Isla.
Cuando Tomatito toca la guitarra, como en este momento, que tiene a todo el auditorio del Sodre totalmente ensimismado, contemplando esa catedral de arte flamenco que construye con su instrumento, se puede escuchar una historia y una manera de vivir: la fiesta en las rumbas, el dolor en las bulerías y el existencialismo en la soleá. Es un intenso recorrido por el universo emocional del flamenco con guitarras, cante y baile, que revivirá esta noche en la apertura del festival Mestiza Música, en el teatro Coliseo, y que reunirá hasta el sábado a varias figuras internacionales. "No se sabe bien qué pasa cuando estás tocando -confiesa Tomatito-. Sientes que te metés dentro de la guitarra y es una prolongación de tu cuerpo. Es como si estuvieras hablando, jugando y llorando con ella."
Tomatito viaja con un septeto, donde están sus hijos Mari Ángeles, cantaora que empezó a los quince años, y José, que agarró la guitarra por primera vez a los dos años. Ambos grabaron en su disco Soy flamenco (2013), donde también comparten crédito con Camarón de la Isla y Paco de Lucía. Es la primera vez que salen de España. Son los primeros de la familia que se están fogueando como artistas en su grupo -dentro de un larga lista de nietos que bailan y cantan-, junto a jóvenes leyendas como El Piraña, en la percusión. "Para mí lo importante es que les guste la música y que no sigan una dinastía porque se sientan obligaos. A mí nadie me obligó a tocar la guitarra. Tampoco quiero que se tomen esto como un trabajo, como músico estás muerto si estás pensando en eso", dice el guitarrista.
En el toque de Tomatito, ese mismo que enamoró al legendario Camarón cuando lo escuchó con apenas 13 años, se puede distinguir el legado de una dinastía: su abuelo Miguel Tomate, su padre El Tomate y su tío, el genio precoz conocido como el Niño Miguel. "Cuando hay tanta guitarra en tu casa y hay tanta dinastía musical así, es una cosa tan normal que cojas la guitarra y toques. Creo que no hay nada más fácil que salgamos músicos cuando hay un estímulo en la casa y hay una cultura musical flamenca", cuenta Tomatito, mientras pasa de memoria sus dedos por la guitarra.
Su escuela autodidacta lo llevó lejos. Ganó cinco Grammy; tocó con artistas como Frank Sinatra y participó en discos cruciales del flamenco como La leyenda del tiempo y Como el agua, donde comparte por primera vez el toque de guitarra con Paco de Lucía. Para Tomatito todo empezó como un juego. "Nunca pensé en ser guitarrista. Mi padre me compró una guitarra chiquitica a los 9 años y era mi juguete. Recuerdo que me crié en un barrio donde eran todas casitas de planta baja. Allí vivían pescadores y gitanos. Aprendí con los niños de mi barrio sentao en la calle, en la escuela de los músicos callejeros, a la una de la mañana, cuando daba una brisa fresca y todos hacíamos juntos compás con las palmas. Era todo como un juego", relata.
Durante el concierto en Montevideo, Tomatito da cátedra. Tras un solo exquisitamente flamenco con cambios de tiempo y compás, que podrían ser un trabalenguas para cualquier otro tipo de guitarrista en el planeta, baja un olé de la tribuna y una ovación en el medio del tema. Es el tipo de maestría joven, que le permitió tener la bendición de Paco de Lucía y estar al lado del legendario Camarón de la Isla durante 18 años, hasta la muerte del cantaor. "Si no hubiera pasao ná yo seguiría tocando feliz con Camarón, el genio de mi generación. Fue un privilegio tocar con ellos. Nos han enseñao todo lo que sabemos y de alguna manera ya lo hicieron todo por nosotros", dice con ese acento bien andaluz.
-¿Camarón fue el que te abrió la cabeza, musicalmente?
-Sí, porque ya él escuchaba por aquel entonces música que no era flamenca. En los años setenta ya veía que llevaba en el coche cintas de casete de músicos griegos y de Ravi Shankar. Luego se juntaban con Paco, que era muy curioso y escuchaban música de afuera. Y luego con todo eso ya se juntaron los dos y revolucionaron el flamenco. Yo veía todo eso siendo muy jovencito, estando con ellos y me acostumbré también a escuchar otras músicas y a no encerrarme sólo en el flamenco. No me gusta esa dictadura que sólo hay que hacer flamenco por soleá y seguiriya. Es verdad que quien no sabe eso no puede hacer otra cosa. Porque ellos recrearon las cosas porque sabían lo que hacían.
-¿Recordás cómo fue la grabación de la Leyenda del tiempo, un disco que se lo comparó con el álbum blanco de los Beatles?
-Ahhhhh, fue una pasada. Él lo decía: "Me van a entender dentro de 20 años". Y no se equivocó. Se lo criticó mucho cuando salió. Yo mismo le decía a Camarón: "Esto es muy feo lo que vamos a hacer". Y él, tranquilo, me contestaba: "Espera, lo vamos a hacer a nuestra manera y le va a gustar a la gente en el futuro".
Tomatito aprendió bien la lección. Se hizo tan amante del jazz como de otras músicas y por eso en su concierto puede sonar una rumba dedicada a George Benson. "A mí me gusta escuchar todo. Hay escalas y frases que son preciosas de George Benson, Luis Salinas, Pat Metheny, John McLauglin y Egberto Gismonti. En su momento escuché mucho a Baden Powell. La música es así, es abierta a todo." También conoció a Piazzolla, del que se anima a tocar en vivo el motivo principal de "Oblivion". "Es uno de los grandes compositores del mundo y cuando lo empecé a escuchar quise ver si podía dialogar con él, con todo el cariño y el corazón que se merece ese hombre."
Tomatito es tan abierto que puso su guitarra al servicio del popular bachatero Romeo Santos. "Me llamó el muchacho, tenía ganas de grabar conmigo en un tema y accedí. Me fui a Nueva York y la verdad que me la pasé muy bien. A los latinoamericanos y chavalas les gusta mucho la bachata. Y si por ahí encuentran una grabación mía con Camarón en YouTube y ya descubren a Paco de Lucía, bienvenido sea."
Pero si alguien duda de sus intenciones musicales, su último disco, que está presentando durante esta gira, reivindica su origen y lleva el título de Soy flamenco. "Yo venía de grabar un disco con Michel Camilo (Spain) y luego otro disco con La Orquesta Nacional de España, y ya me tocaba hacer un disco de guitarra con alma y palos flamencos, más sentido. Por más que toque temas de Piazzolla, haga un tema de jazz a mí manera, o toque con Michel Camilo, soy flamenco. Lo he sido siempre y lo voy a ser."