Distinguido Sr. Juan Estrada
después de haber esperado en vano, en estos meses, el envío de lo que usted me habia prometido en el mail enviada en forma privada, siento la obligación moral de hacerle notar que me siento engañada por una segunda vez. Anque soy joven, me siento ser racional y seguramente no será la fallida entraga del autógrafo del maestro o un gadget suyo que me hará endurezer el amor y la pasión que siento por la música y de modo particular por el flamenco. Mientras tanto este verano he tomado algunas lecciones de un enseñante para mejorar mi técnica, y aunque quedaré en el limbo de los músicos amatoriales mi pasión por esta arte siempre se emanará de mi alma y correrá continuamente sobre las alas de mi mente hasta alcanzar el infinito, a ocupar la adecuada dimensión que le compite. De cierto mis sentimientos no se enfangan en los pantanos de las inercias humanas, pero siendo joven, nutro la esperanza que la simple solicitud de un simple autógrafo del maestro, que yo divinicé à un mito , no haya caido en el desinterés de las debilidades humanas . Espero de haberle transmitido de modo adecuado mi pensamiento, que quizas se estrelle con su actividad frenetica que obliga a usted a dar una insuficiente consideración à las más simples pero sentidas solicitudes.
Cordiales saludos
Claudia Fasano